Dedicamos el festival de este año a las “Inteligencias Ancestrales”, un concepto que nos ayuda a pensar los saberes y prácticas de los pueblos indígenas ante los desafíos globales del presente y del futuro. Inteligencias en plural, porque hacen falta inteligencias colectivas y diversas para encarar las crisis, más allá de los algoritmos, las mentes brillantes o los gabinetes de expertos. La organización y la comunalidad, las epistemologías indígenas, los conocimientos ecológicos tradicionales, son algunas de las alternativas y respuestas colectivas de los pueblos indígenas para hacer frente a las crisis ambientales, sanitarias y sociales.
Pero siendo colectivas, estas inteligencias también son ancestrales: crecen del arraigo al territorio, del legado de los antiguos, de la tradición oral. Este vínculo no es una nostalgia del pasado o un fundamentalismo, sino una relación hecha de vivencias y de sentires, que se actualiza y se reafirma.
Los pueblos indígenas -a excepción de aquellos que han escogido el aislamiento voluntario, que no siempre se respeta-, conviven cada día con una sociedad globalizada y sus sacudidas tecnológicas, oscilaciones económicas, situaciones de excepcionalidad ambiental y emergencias sanitarias. Ante las incertidumbres presentes y futuras, y la convivencia difícil con el mundo occidental, parece que la resistencia pasa por incorporar algunas de sus herramientas. La soberanía tecnológica y digital es parte de este proceso de acercamiento, que es a la vez apoderamiento. ¿Pero de qué manera se tiene que hacer? ¿Es viable teniendo en cuenta la brecha tecnológica? ¿Cómo integrar la presencia en el mundo digital de las lenguas minorizadas? ¿Son compatibles las sabidurías tradicionales con la era digital? ¿Cómo convivir y como protegerse del extractivismo cognitivo, de la apropiación cultural o de la biopiratería?
Por todos estos motivos, las inteligencias ancestrales son una forma de resistencia a la colonización del pasado y del presente -en los hechos y en la reconstrucción histórica-. También a la colonización del futuro, a los relatos empequeñecidos y tristes que solo imaginan el fin del mundo o milagros tecnológicos irrealizables, obviando las maneras de vivir, de hacer, de pensar y de imaginar de miles de culturas indígenas.
La selección de películas de este año intenta abordar esta temática, manteniendo los diversos bloques que definen el festival. Contaremos con la presencia de equipos de dirección y de producción de las películas, que nos vendrán a presentar sus obras y a dialogar con el público. Como novedades, este año dedicaremos una proyección sobre cine amazónico, en diálogo con la exposición “Amazònies. El futur ancestral” que se inaugurará en el CCCB el próximo 12 de noviembre.
Para hablar de Inteligencias Ancestrales, de las formas de resistencia y de otros muchos temas, nuestras invitadas principales de este año son Tajëëw Díaz Robles, antropóloga mixe y activista por los derechos lingüísticos y la soberanía digital que ha impulsado espacios de activismo digital de lenguas indígenas del Estado de Oaxaca en México; y Domingo Hernández Ixcoy, coordinador de la Asociación Maya Uk’ U’x B’e (Guatemala), que trabaja a nivel nacional e internacional por el proyecto político maya y la reconstitución del Mayab’ Tinamit.
Además de acompañarnos en diferentes sesiones del festival, ambas invitadas debatirán sobre las Inteligencias Ancestrales en una una mesa redonda con Abadio Green Stocel. Durante el festival también nos acompañarán una delegación de la CONCIP (Colombia) y de CLACPI, presentes en diferentes espacios.
Finalmente, hemos organizado un espacio de encuentro para pensar y debatir sobre el cine indígena, enfocado a profesionales e investigadores/as. Después de 17 años de festival acompañando y mostrando en Cataluña los procesos de creación de cine indígena, creemos que tenemos que seguir hablando y reivindicando la comunicación indígena como una herramienta propia de defensa de derechos, de autorepresentación y de transformación social, y a consolidar su profesionalización.